Decíamos antes que necesitamos que nos falte mucho para sentir humildad, de lo contrario creemos que ya tenemos todo y poca motivación habrá para seguir avanzando.

Cuando el partido estaba 1-1, “falta” y “tengo” apelaban a aprovechar las debilidades del rival: en el primer caso haciéndonos sentir miserables por la carencia, y en el segundo enseñándonos a sentir dichosos por lo que sea que tengamos.

El 2-1 a favor de “falta” subía el nivel del encuentro: ya no se trataba de quedarnos con la primera sensación que se nos producía sino con cambiar la postura para entender que “que nos falte” puede ser una situación positiva.

Entonces en este momento lo único que haría que “tengo” empate el partido sería encontrar algo del mismo nivel, que felizmente existe.

El gran Lao-Tse (o Lao-Tzu) decía que para obtener conocimiento uno debía agregar cosas, pero para obtener sabiduría uno debe removerlas. Y es que si sigues acumulando, incluso conocimiento, no puedes entender lo realmente importante.

Sócrates por su lado decía más que la riqueza, la fama y el poder lo que realmente uno debía buscar era sabiduría y virtud.

Saber qué es lo importante para profundizar sobre eso y luego vivir lo aprendido (virtud) parece entonces lo que debemos buscar. Y si esto lo aplicamos fuera de nuestro círculo individual, es decir, no pensando en el efecto que tiene en nosotros sino en todo lo demás, queda claro el enorme impacto que se podría generar.

No eres lo que tienes, eres lo que das. Pero para dar, hay que tener primero.

Tener consiguió el penal. Hacer lo va a patear. Falta vs Tengo: 2-2.


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