Decíamos antes que darte cuenta que ya tienes lo suficiente puede ser el camino más corto para llegar a la felicidad. Creo que esto puede ser muy cierto en el ámbito material, pero no en el mental.

El mejor ejemplo puede ser el conocimiento: nadie jamás podría tenerlo todo. De hecho, a medida que uno aprende nuevas cosas se va dando cuenta que el universo conocible es más grande de lo que al inicio se imaginaba, pero más que desanimarnos puede ser justamente la mejor fuente de motivación.

El “conócete a ti mismo” de Sócrates no pedía sólo una reflexión individual para conocer nuestras capacidades y limitaciones (de nuevo “tengo” vs “falta”), sino que creo que iba un paso más allá: al conocerse uno se da cuenta que todavía hay mucho por aprender y por lo tanto, si estamos en este camino por interés, lo que queremos es que no se acabe.

Pero entender todo lo que falta no es sólo motivador, sino generador de humildad. La humanidad existe hace 200,000 años, inconcebible para cualquiera de nosotros que no difícilmente vivirá más de 100 años , pero no más que el guiño de un ojo para el universo. Una persona promedio debe medir 1.70m de altura, insignificante para los más de 100,000 años-luz del diámetro de la vida láctea. Si en tiempo y distancia nos falta todo, ni me puedo imaginar lo que en conocimiento.

Siempre faltará saber algo, es lo único que podemos saber. No sé si algo sé, o sé que casi nada sé.

Necesitamos más “falta”. Falta vs Tengo: 2-1.


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