Dicen que uno es el promedio de sus mejores cinco amigos. No hay duda que uno termina pareciéndose a ellos y ellos a uno, de manera que si quieres controlar quién quieres ser, tal vez debas repensar a tus amigos.

Sin embargo, en estas épocas creo que es más exacto decir que uno es el promedio (ponderado) de todo con lo que interactúa. Como empezamos hablando de amigos, y a los amigos a los que frecuentas se les dice círculo de amigos, vamos a hablar “circularmente”:

Primero están los círculos personales. Estas personas pueden ser tus compañeros de trabajo, estudio, deporte o cualquier actividad que realices con frecuencia, e incluyen a tu familia y amigos. Es imposible evitar la influencia de este círculo en cada uno de nosotros, pero puedes elegir ser mayormente influenciado o ser el influyente.

Luego están los círculos informativos. Tenemos acceso a diversas fuentes de información de las que nos alimentamos y a veces participamos. Del mismo modo, puedes elegir consumir o producir.

También están los círculos de competencia. Siempre terminamos desarrollando más habilidades en algunas áreas o siendo más expertos en algunos temas. Igualmente, puedes elegir ser competente en lo que te provoque o en lo que la vida te ha exigido serlo.

Finalmente están los círculos de pensamiento. Esas ideas que rondan por tu cabeza por mayor frecuencia y que son solo para ti. Aquí también puedes elegir si nacen de ti o vienen de fuera y se quedan.

La única decisión no tiene que ver con la actitud pasiva o activa dentro de cada círculo, sino, más importante tal vez, tiene que ver con elegir la conformación de los círculos.

En los círculos personales claramente hay restricciones. No siempre puedes elegir con quién trabajar, estudiar o vivir, pero sí podemos moderar la interacción, para ampliarla con aquellos que nos hacen mejores.

En todos los demás círculos sí tenemos amplia libertad de acción. Puedes elegir por qué canales informarte, en qué ser competente y en qué pensar. Claro, también puedes dejar que los demás decidan por ti, del mismo modo que los “promedios” no pueden decidir por sí mismos.

No eres el promedio de tus mejores amigos, sino el centro de todos tus círculos. Siempre estarás al centro, pero tú puedes definir el radio y la posición de cada uno de ellos.