En una discusión no buscas tener la razón, sino ganarla. Pero el problema real no es cómo ganarla, sino cuándo tenerla.

Existen dos situaciones en las que puedes saber que es el momento adecuado para la discusión:

  • Ambas partes tienen el estado de ánimo apropiado. Las pasiones están en posición adecuada.
  • No habrá otro momento, ya sea porque luego las consecuencias pueden ser peores o porque simplemente el tiempo se acabó (terminó la relación, se acabó el contrato, finalizó el mes).

Solo la razón puede influir en o detectar estas situaciones: buenos argumentos pueden mover las pasiones en la dirección correcta, o simplemente puede darse cuenta de pasiones apropiadas o de tiempo agotado.

Luego, tener la razón en realidad debería significar tenerla a la mano para definir cuándo tener una discusión, luego por qué y finalmente cómo. Todo lo demás, como el entendimiento de la otra persona e incluso la verdad, está fuera de tu control.


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