Creo que existe un orden natural en algunas cosas, pero también que nosotros les podemos dar orden a otras.

Por ejemplo, difícilmente uno se preocupa por su seguridad si no tiene para comer, o difícilmente se cuestiona moralmente si no siente seguridad. Este parece ser el orden natural de nuestras necesidades.

Esto fue lo que quiso explicar Maslow en 1943, con su modelo de Jerarquía de Necesidades, que propone que los individuos deben satisfacer las necesidades más básicas antes de pasar a satisfacer las del siguiente nivel. Parece que en el Perú no todos conocemos ese modelo o creemos que podemos crear otro orden de necesidades.


A pesar de las miradas negativas, lo cierto es que el mundo ha ido progresando en casi todos los aspectos que se nos pueda ocurrir: tenemos menos pobreza, menos guerras, más educación, más comodidades y hasta más inteligencia. Por supuesto que hay lugares a los que este progreso no ha llegado, e incluso ha incrementado las brechas de desigualdad y por ello el avance no puede parar.

En el Perú ha ocurrido lo mismo: si bien es cierto que la pandemia ha hecho que retrocedamos en varios de los indicadores de bienestar, lo cual evidencia que no estábamos nada sólidos, la verdad es que comparándonos con décadas previas, hoy estamos mucho mejor que antes.

No tengo ninguna duda que todavía hay mucha gente que necesita ayuda para salir de la pobreza y subirse al carro del desarrollo, pero necesitamos que el carro no pare. También necesitamos cambiar de chofer, pero hasta que no tengamos uno que nos lleve más rápido y más seguros, nos toca usar el piloto automático.

Es aquí donde entra, otra vez esto de la jerarquía de necesidades : hoy una gran parte de peruanos nos podemos preocupar por la democracia, la injusticia y hasta los cuestionamientos morales que implicaría elegir cualquiera de las dos opciones que tenemos al frente, justamente porque todos los que lo hacemos hemos tenido la suerte de cubrir nuestras necesidades de niveles inferiores.

También existe un importante grupo de peruanos que no ha podido cubrir sus necesidades básicas y que creen que un cambio radical puede hacer el milagro. Tiene todo el sentido del mundo buscar un cambio si la manera en que ha venido funcionando todo no ha funcionado para mi, pero más sentido que cambiar por cambiar tiene cambiar por algo que al menos parece mejor, que no es el caso.


Por mucho tiempo me he cuestionado por qué al mundo le importa tanto el PBI y el crecimiento. Ahora entiendo perfectamente que no es porque necesitamos más recursos para atender más población, solamente, sino que la única manera probada hasta ahora de generar más bienestar es generando más recursos económicos por persona (PBI per cápita).

En términos de desarrollo, el progreso genera más progreso, aún con sus muy válidos cuestionamientos. El cambio radical o la ruptura, aún con algunos argumentos válidos, difícilmente generará progreso, sino solo cambio de dirección a cualquier lado.

Los que hemos avanzado es la escalera de necesidades tenemos la enorme obligación de preocuparnos por los problemas del mundo en los niveles más altos, pero también por los problemas de los que no han podido salir de la base. El detalle es que las bases tienen que estar cada vez más sólidas, y eso se logra reforzando, no desarmando.


Personalmente voy a tener que jugar para un equipo con el que no simpatizo, pero de ganar, esta vez no habría nada que celebrar, sino que de inmediato debo asociarme a algún equipo contrario que pueda hacer más justo este campeonato.