No se me ocurre mejor imagen para explicar el rol de un líder que un pase gol.

Obviamente gestionar personas es mucho más complejo. Se trata de alinear valores, descifrar voluntades, desarrollar habilidades, motivar y capacitar, crear trabajo son sentido y mucho más.

El problema es que todo lo anterior, aunque necesario, no es fácil de medir o siquiera detectar. Es parte del proceso, no del resultado, ambos aspectos importantes, pero sobretodo, inseparables.

Un líder debe dirigir los entrenamientos para ejecutar todo este proceso, pero el momento de la verdad es cuando genera una oportunidad para gol y le da el pase al más indicado, pensado en lo mejor para el equipo y en el crecimiento de ese jugador.

Luego de ese pase, regresa a su campo y sigue con el trámite del partido, atento a la siguiente oportunidad de poner otro pase, o pensando en el siguiente entrenamiento.

Aunque ahora se miden, los pases gol no valen tanto para el público como los goles. Pero para el líder valen oro los goles de cada uno de los miembros de su equipo, incluso más que escalar en la tabla. El líder juega a otra cosa más importante que ganar los campeonatos: a que todos seamos mejores.


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