Es conocido el modelo que pide pensar en fortalezas y debilidades para encontrar oportunidades e identificar amenazas, y que aunque habiendo nacido en el ámbito empresarial puede servir perfectamente en el aspecto personal.

Una oportunidad es aquella situación que usando bien tus fortalezas tiene buenas probabilidades de salir bien y con ello generar excelentes resultados. Una amenaza es aquella situación que producto de tus debilidades tiene buenas probabilidades de ocurrir y generarte muy malos resultados.

Oportunidad y amenaza, en este sentido, parecen ir en direcciones opuestas, pero puede haber otra forma de concebirlas: la oportunidad de reducir o eliminar una amenaza.

El delantero que entra como en su casa por una banda descuidada por tu defensa, el cliente del que depende casi todo tu negocio o la prevalencia del autoritarismo en tu país. No es que el otro equipo, el cliente o el Estado sean el problema, sino que dadas nuestras debilidades se convierten en un problema.

Pero a veces se dan las circunstancias en las cuales tienes la oportunidad de desaparecer esas amenazas, poniendo a otro defensa, captando a otros clientes o cambiando el sistema.

Visto así, una oportunidad no sería solamente aquello que te puede hacer ganar, sino también aquello que ya no puede hacer que pierdas.

Una amenaza, entonces, es una excelente oportunidad de cambiar. ¿Por qué sentirse amenazado cuando te puede motivar?


Suscríbete y recibe más contenido como este: