Hay placeres que pueden generar dolor posterior. Hay dolores que luego pueden generar placer. Yo creo que dolor luego de placer es mucho mejor que al revés.

Cuando tú has elegido sentir el dolor, es más probable que genere placer:  comerte ese pleito o sacrificar tu tranquilidad. Y aunque nadie asegura que luego vendrá placer, si viene, realmente lo disfrutarás.

También hay dolores que no has elegido: esos problemas originados por el azar, pero a que todos nos toca vivir. De superarlos, también vendrá placer.

Luego, no se trata tanto de si el dolor es voluntario o involuntario. Lo único cierto es que de todas maneras sentiremos dolor, pero que después puede haber placer. Nuevamente, gozar de placer para que luego duela, no solo no es muy alentador, sino que después de ese dolor difícilmente regresará el placer.

Entonces, si el dolor puede generar placer, ¿por qué tenerle miedo? En vez de desperdiciar energía pensando en las mil cosas que nos pueden pasar, porqué no invertirla en darles cara y tratar de conseguir el placer que está escondido después. 

Es más, incluso puede haber placer mientras sientes el dolor, lo que no le quitará la intensidad al placer posterior, o sino lo hubiera (no es seguro que vendrá), habrías obtenido también algo de placer, aquél derivado de haber aprendido de una experiencia dolorosa. De esta manera serán más las veces que buscas voluntariamente el dolor, porque ahora sabes que no solo podría haber placer después, sino durante. O más allá aún, ya no dolerá, porque el placer neutralizará el dolor. 

¿Algo mejor que placer para luego más placer?

El dolor o el placer son sensaciones simplemente, e incluso relativas. El que decide qué hacer con ellos eres tú. 


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