Por: Camila Rojas 

La violencia por parte de los niños existe, y esto se refleja atacando a sus padres, hermanos u otros familiares, también a sus amigos en la escuela, además tienen un comportamiento rebelde y a veces hasta torturan animales. Pero ellos no nacen así, sino es que aprenden a volverse violentos. Según el portal web Humanium, indica que diversos estudios arrojan que la combinancion de distintos factores vuelven al infante agresivo. En la mayoria de los casos, esto se debe a que el niño vive una situación difícil y es su forma de reaccionar. Puede tratarse de problemas familiares, distintos tipos de abusos, que viva la separación, muerte o divorcio de sus padres o un fracaso escolar. 

De acuerdo con la Academy of Child and Adolescent Psychiatry (“Academia Americana de Psiquiatría del Niño y el Adolescente”), los niños o adolescentes que vivan una situación estresante en la familia, como la monoparentalidad, la ruputra del matrimonio o el desempleo conlleva a que se creen condiciones de violencia para ellos. La violencia es la acumulación de tensiones y desengaños que los infantes no pueden resolver porque no tienen la capacidad para hacerlo. 

La parentalidad nociva es un factor importante, esto se debe a que los padres no tienen ningún tipo de control y de responsabilidad con sus hijos, supervisándolos de una manera incorrecta. Muchas veces se debe a que son de escasos recursos, son delincuentes o tienen un rechazo con el niño, lo que provoca que no haya interés por las actividades que este realiza. 

Otro factor es la exposición a la violencia, en el cual el menor sufre un maltrato por algún miembro de su familia. Como maltrato se entiende a toda violencia directa, como la violencia física, sexual o psicológica y el castigo violento. Cuando los niños observan violencia en la familia, también puede provocar arrebatos. 

La televisión y los videojuegos también juegan un rol importante, ya que los niños creen que todo lo que sale por la pantalla está bien, debido a que no entienden la diferencia entre realidad y fantasía. Es por ello, que los padres deben tener un control y vigilar lo que sus hijos ven o hacen. 

Con relación a la agencia SINC, explica que la revista Molecular Psychiatry publicó una investigación que se realizó en colaboración con expertos del Instituto Max Planck de Medicina Experimental de Alemania, expertos del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM); y la Universidad Jaume I. Analizando los datos de más de 1500 personas esquizofrénicas, junto con una muestra de más de 550 personas de la población general española. 

Dentro de ese estudio, se valoró si los participantes habían estado expuestos a algún tipo de abusos físico o sexual durante la infancia y la adolescencia o pertenecían a un grupo de inmigrantes, consumían alcohol o drogas. “Mientras en los pacientes con esquizofrenia la presencia de conducta violenta se estableció según la existencia de condenas por crímenes como abuso sexual, homicidio involuntario, agresión o asesinato; en la población general se utilizaron indicadores relacionados con las conductas de agresión, como la presencia de aspectos antisociales psicopáticos y rasgos de personalidad relacionados con agresión u hostilidad.” 

Los resultados señalaron que existían más probabilidades de convertirse en adultos agresivos en los grupos en donde habían factores de riesgo como mínimo. Los que presentaban tres o más factores, tenían más posibilidades de presentar actitudes violentas. Dado esto, se concluyó que la agresividad en la etapa adulto se debió por haber vivido algun suceso fuerte en la niñez o adolescencia.  

La psicóloga, Adriana Royo, revela que una persona que recibe maltrato cuando es pequeña y no ve el dolor que ha sentido y, asimismo, no ve su parte de víctima, va a acabar perpetrando dolor en los demás. Es por ello que muchos asesinos seriales viven con el sentimiento de culpa, por sucesos que le ocurrieron de jóvenes, y la unica forma de tapar esa culpa es a través de la perversión. 


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