Es fácil y natural ver las cosas desde donde estás parado. No hay mayor esfuerzo que hacer y es a lo que estás acostumbrado.

Sin embargo, la verdad es que la realidad solo la puedes entender si la ves desde distintos ángulos. Si todas las vistas se parecen no hay mucho más que pensar, pero lo más probable es que desde cada posición se vean algunos matices distintos o incluso la imagen se vea completamente distinta.

Como puede que sea muy difícil tener acceso a todas las vistas, al menos intenta con algunas. El solo hecho de salir de tu cómodo sitio e intentar pararte en uno al que no estás habituado no solo te proveerá información valiosa sino que es una señal de empatía que puede cambiar muchas cosas.

Recuerdo haberle leído a Charlie Munger que no se permite tener una opinión sobre un tema si no conoce la parte contraria mejor que sus postores. Este es un ejercicio difícil pero necesario para no quedarse buscando solo confirmación, sino información.

Esto de pensar en el otro lado no sirve solo para tener una visión más amplia, sino también para buscarle soluciones alternativas a los problemas: cuántas veces has intentando mover algo de la misma forma, cuando puede que cogiéndolo del otro lado sea mucho más fácil.

Las cosas se puede ver desde distintos sitios y además tienen varios lados como para pretender que lo único que estamos viendo las describa completamente. Es como querer describir un objeto en base a una dimensión cuando sabemos que físicamente se define en tres.