Siempre me han parecido inútiles los mensajes “motivacionales” que apelan más a la pasión que a la razón. Sí, justamente por esto pueden mover, pero duran menos que la cafeína. Creo que de todos estos son más comunes los relacionados con el positivismo: que todo está bien, que mira el lado positivo.

Si te roban, te golpean y luego no tienes cómo ir a tu casa, ¿dónde está el lado positivo? Ah, premio consuelo: agradece que sigues vivo. Todo eso es una desgracia, por donde lo mires. El único consiguió algo positivo es el que te robó. Puede que tengas algo de responsabilidad por ir por una zona peligrosa con el celular en la mano, o puede que simplemente sea mala suerte, pero es una situación terrible para ti.

Algo muy distinto es cómo reaccionas ante las malas situaciones. Ante un hecho como el anterior, yo creo que hay que estar loco para sentirse positivo. La natural es estar molesto, temeroso, adolorido o triste, y en este caso, es además lógico: tienes que sentirte así y pisar el fondo, al menos por un instante, para a partir de ahí construir lo que sigue. Y lo que sigue por supuesto es recuperarse, reponerse y pensar en cómo hacer para que este incidente quede solo en eso y reducir las probabilidades de que vuelva a ocurrir, que es donde sí tiene lugar el positivismo.

Creo que el error está en confundir el objeto con el sentimiento. Un objeto, en este caso una situación, sí puede tener una connotación intrínsecamente negativa o positiva: que te roben es horrible, que consigas un buen trabajo es una bendición.

Hay que preguntarse cómo se siente uno respeto a un objeto y cómo puede evolucionar ese sentimiento, independientemente de su naturaleza. No te va a funcionar que te quedes deprimido por el robo todo tu vida, como tampoco sería lógico pensar que ese nuevo trabajo ya te resolvió la vida.

Fuera de controlar cómo te sientes en cada momento respecto a un objeto, lo otro sobre lo que puedes tener control es la intensidad de los sentimientos que te provoca cada objeto: habrá situaciones en las que tiene sentido moderarla, para que luego sea más fácil pasar a otro estado, pero intentar escapar de la reacción natural es justamente luchar contra la naturaleza.

El último juguete tecnológico que te compraste puede que sea intrínsecamente espectacular, pero ahí no está tu verdadera felicidad. La comida menos saludable que se te puede ocurrir no te va a matar; el problema será cuál es tu relación con ella en el tiempo.

Entonces, están los objetos, estás tú y están los sentimientos que tienes respecto a esos objetos. Los tres se relacionan cuando sientes algo por un objeto, sentimiento del que no vas a poder escapar en su forma inicial. Pero pasada esta primera sensación, tú eres el que decide tu sentimiento con el objeto y por lo tanto tú manejas la relación.


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