No creo en Dios. En realidad, ya no creo en Dios debería decir, porque sí creía. Sí creo en Dios como idea. O creo en Dios en el sentido de que admito que existen probabilidades de que exista (como de que no), solo que tal vez nunca lo sabremos. Pero no creo en Dios en el sentido de confiar en él y ponerme en sus manos, pues si no sé si existe, ¿cómo puedo confiar en él? Además, no siento que necesite confiar en alguien como él, al menos ya no, y no porque no necesite confiar en nadie, sino porque me parece un esfuerzo de metaconfianza (confiar en que existe alguien en quien también puedo confiar).

Alguien diría que más bien es un exceso de confianza mío pensar así, que algo me debe haber ocurrido (o todo lo contrario). No puedo estar seguro de que lo que aquí plantearé sea cierto (quién puede estar completamente seguro sobre algo), pero sí que lo llevo pensando hace tiempo y que he venido encontrando ideas que me han permitido formarme una propia. En temas complejos como este creo que más importante que tener la razón es emplearla, que es lo que intentaré hacer.

Dios es una enorme idea, sin duda. No solo por lo compleja, sino por lo enormemente útil, tal vez imprescindible. He aquí una propuesta para pensar esta gran idea, de ninguna manera la única.

La idea de dios

Podríamos decir que esta idea es casi tan antigua como el mismo ser humano. No sé si desde el mismo instante que empezamos a ser racionales, pero en todo caso no tomó mucho tiempo que el hombre empezara pensar en lo divino. De la historia documentada sabemos que al menos desde Grecia ya se pensaba en los dioses (no en uno sino en varios), siempre para explicar todo aquello que la mente todavía no era capaz de concebir.

Durante la historia ha ocurrido que cada vez que nuestro conocimiento llegaba a un límite, era la idea de Dios la que nos podía dejar tranquilos en ese punto, al menos por un rato: no era necesario saber más, pues todo lo demás se debía a un dios. Pero la misma curiosidad que nos llevó hasta ahí nos pedía emprender de nuevo la marcha y darnos cuenta que el límite al cual podíamos llegar antes de Dios estaba mucho más allá, y así repetidamente, al punto que 50,000 años después[1]Al parecer desde entonces tenemos el lenguaje que sin duda incrementó exponencialmente nuestras capacidades de conocer: … Continue readingseguimos intentando avanzar.

Sobre la existencia de Dios específicamente, existe amplia historia de argumentos a favor y en contra. Todos hemos pensado alguna vez sobre esto, pero algunos realmente abordaron el problema y formularon ideas muy elaboradas para sustentar su posición.

Por el lado de los argumentos a favor, estos parecen ser los más importantes:

  • Tiene que existir algo o alguien que haya creado todas las cosas, una primera causa, a lo que se le llama argumento cosmológico. Platón, Aristóteles y Santo Tomás eran grandes defensores de esta posición. Leibniz agregaba su teoría de la “razón suficiente” que postula que todo lo que existe en el universo existe por alguna razón, siendo Dios era la razón última para todo.
  • Por el lado ontológico, Anselmo demostraba la idea de Dios en la medida que al ser él el ser más perfecto que podemos concebir, tiene que gozar del atributo de existencia. Descartes en esta línea también, probaba a Dios diciendo que tener la capacidad de concebir la idea de Dios justamente implicaba su existencia[2]El dualismo cartesiano predica que existen dos tipos de entes: materiales y mentales.
  • El universo funciona tan bien que tuvo que ser diseñado por alguien y no ser producto de la aleatoriedad solamente. Este argumento se llama teleológico.

Por el lado de los argumentos en contra, aquí algunos interesantes:

  • Nadie ha visto a Dios (o percibido con algún sentido). No existe evidencia sensorial de su existencia, y aunque hay cosas que existen que los seres humanos no podemos percibir, ¿por qué Dios querría esconderse de nosotros?
  • La explicación más simple por la que el universo funciona como tal, es que el azar estuvo dela lado del nuestro, donde las cosas funcionan más o menos bien, partiendo por el origen de la vida [3]Modelo mental asociado: Occam's razor.
  • Si alguien diseñó todo esto, ¿por qué parecen haber tantas fallas, partiendo por la maldad?
  • Si todo lo que existe debe tener una causa y así llegamos hasta Dios, ¿él también debió tener algo que lo cause, no?
  • Todos los milagros que parecieran sustentar la existencia de algo como Dios parecen haber ocurrido hace tanto tiempo que es muy difícil comprobar su veracidad.

Sin duda existen muchos más argumentos para ambos lados y puedo haberme quedado corto con las explicaciones de los que he citado, pero para mí la conclusión principal es que el intelecto humano no ha podido llegar a nada concluyente al respecto. No se puede demostrar hasta ahora la existencia (o no existencia) de Dios, solo elaborar argumentos que ayuden a sustentar cualquiera de las dos posiciones. Pero para lograr esto, lamentablemente hay que tomar una posición primero.

Popper decía que una verdad es cierta mientas sea falseable, es decir, si es sujeta de probarse falsa. La idea de Dios hasta ahora parece que podría probarse falsa, por lo tanto sería verdadera. Pero Popper hablaba de teorías, y una teoría es solamente la mejor explicación de un aspecto del universo que somos capaces de formular hasta el momento.

Dios / un dios

Tengo que partir todo esto canjeando el uso convencional de “Dios” por uno más acorde a lo que quiero explicar, que podría ser “un dios”. El problema con “Dios” es que implica descontada existencia y unicidad, y aún así todo lo que yo plantee esté equivocado, creo que hago justicia si le doy cabida a todas las posibles concepciones alrededor de la idea.

Los cristianos, por ejemplo, invocan a “Dios” con mucha frecuencia, tanto que creo que ya no piensan en referirse a alguien exactamente (hasta ahora creo que digo “por Dios” de vez en cuando). Pero cuando sí se refieren a alguien usando “Dios”, normalmente se refieren al ser supremo que explica todo, asumiendo que evidentemente existe pero sobretodo que es único. No aceptan con esto que el dios de la otra religión tenga alguna posibilidad de existir, cuando la verdad es que todos tienen las mismas pruebas de la existencia de su máxima divinidad: están seguros de que existe.

Admitir, para empezar, que “mi dios” es solo “un dios”, y que existen probabilidades de que el dios del otro grupo pueda existir también, que puede ser el mismo que el mío con otro nombre o uno más de todos, es un primer paso.

Matemáticas divinas

Todos aprendemos a contar del uno al tres, luego del uno al diez, luego del uno al cien y así aumentando la escala, hasta que nos encontramos con la idea de infinito. Es en ese momento que ya no nos preocupamos en seguir contando porque ya no tiene sentido: sabemos que sigue así para siempre. Es como que el infinito resuelve el problema, que aún sin solución exacta, nos deja tranquillos.

Nos deja tranquilos porque no solo nos ahorra tiempo, tal como un “etcétera”, sino porque nos quita la preocupación de seguir preguntándonos que hay más allá cuando sabemos que: o nunca vamos a llegar, o qué bueno que nunca se termina esto.

Que incluso existan infinitos más grandes que otros es un gran problema de las matemáticas [4]Aquí una explicación sencilla: https://cosmosmagazine.com/science/mathematics/infinity-some-infinities-are-bigger-than-others/. A nosotros los mortales normalmente nos alcanza con conocer la constante que los representa. Las matemáticas a nuestro nivel prometen ayudar a explicar el mundo, no entenderlo, que ya es un problema de infinitas especialidades.

El infinito fuera de las matemáticas

La idea de infinito va más allá de las matemáticas. Cuando miro en un sentido y mi vista ya no puede alcanzar más allá, me conformo con saber que algo sigue. No creo que podría concebir que ahí se acaba todo, del mismo modo que hoy todos nos quedamos con que en nuestro planeta, galaxia o universo no es donde termina todo.

Intento por otro lado, esta vez con el tiempo: todos sabemos que existe una probabilidad de que este segundo sea el último de nuestras vidas. Puede que sea baja, pero existe esa probabilidad, que de hecho no podríamos estimar muy bien, solo intuir de que sea alta o baja según lo que estemos haciendo (sentado en mi escritorio, a mis 41 años, creo que es baja). Pero admitir esto y realmente aceptarlo, sería devastador para nosotros. Saber que realmente podemos morir en el siguiente segundo no es algo con lo que podamos vivir fácilmente. Luego, mucho más fácil, aunque no extremadamente más probable, es pensar de que nos queda mucho tiempo de vida por delante, incluso sabiendo que no será infinito. No se trata de probabilidades, se trata de comodidades.

Ok, la física (espacio o tiempo) está cerca a las matemáticas. Pero cuando pensamos en conceptos intangibles como la justicia, la bondad o la inteligencia, difícilmente podemos encontrar una acción (o ente) que represente el valor máximo de cada uno de estos atributos. Luego, el infinito no es solo un límite superior matemático: es el límite universal, aunque sin límite exactamente.

El infinito es pues, una excelente salida o al menos una muy útil referencia. No creo justo llamarlo “solución”, pues no cura la enfermedad, pero sí alivia los síntomas, y es de enorme provecho.

Dios y el infinito

Me pasa algo parecido con la idea de “un dios”: no creo que sea la respuesta exacta a todo lo que hay más allá, pero entiendo que puede aliviar esa terrible sensación de finitud. Claro que ya no se trata solo de números o dimensiones, sino de cualquier idea.

Es así que la idea de “un dios” puede aliviar la necesidad de infinito espacio, infinito tiempo o infinitas justicia, bondad o inteligencia [5]¿Estaría en el "infierno" cristiano el valor -∞ de las virtudes?.

La idea de “un dios” para mí, equivale a un infinito de infinitos: valor infinito para dimensiones infinitas. Para casi cualquier cosa que se nos ocurra hay un valor superior por encima del cual nada hay, y a ese lo pensamos como “un dios” [6]Hasta aquí no estoy lejos de Spinoza que definía a Dios como una sustancia con infinitos atributos y la idea más grande concebible por el hombre.

¿Necesitamos un dios?

Nietzsche al referirse a la muerte de Dios:

Dios es una invención humana y que, como tal, no es algo fijo sino que evoluciona históricamente. Llegado un momento los seres humanos asesinan a Dios, es decir, dejan de creer en él, expulsan la idea de Dios de sus cabezas.

Nietzsche – El Superhombre y la voluntad de poder, p. 76

Me vengo preguntando si necesitamos realmente la idea de “un dios”, que intento responder vía la pregunta de si necesitamos un infinito. La idea de infinito, como hemos visto, es muy útil, pero es ¿realmente necesaria?

Si es necesario aquello sin lo cual no podemos vivir, entonces no necesitamos el infinito. Nos puede bastar solo con el “no sé”. Así como cuando no sabíamos qué sigue después del cien, podía ser suficiente el “no sé”, creo que se puede vivir sin el infinito (que no quiere decir que igual nos interesemos por conocer el 101 y todo lo que siga).

Pienso entonces que, del mismo modo, no necesitamos la idea de “un dios”, pero sí puede ser extremadamente útil. A diferencia de Nietzsche, no es necesario “matar” a nadie, sino cambiar la concepción y aprender a utilizar la nueva.

Ahora que ya “conozco” el infinito, no pienso prescindir de él. Me sirve, me ayuda, me alivia. Definida la idea de “un dios” como he propuesto, no creo que sea necesario prescindir tampoco de ella. De la que yo sí he decidido prescindir es de la idea de “Dios”, que personalmente no creo necesitar y tampoco que me sea de utilidad, lo que por supuesto no implica que respete profundamente lo que otros hagan con ella.

Lo más curioso de todo esto es que tal vez ni siquiera conocemos realmente el infinito, pero como lo hago aquí, igual nos atrevemos:

Two things are infinite: the universe and human stupidity; and I’m not sure about the universe.

Albert Eistein

Referencias:


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Notas

Notas
1 Al parecer desde entonces tenemos el lenguaje que sin duda incrementó exponencialmente nuestras capacidades de conocer: https://www.khanacademy.org/humanities/world-history/world-history-beginnings/origin-humans-early-societies/a/where-did-humans-come-from
2 El dualismo cartesiano predica que existen dos tipos de entes: materiales y mentales
3 Modelo mental asociado: Occam's razor
4 Aquí una explicación sencilla: https://cosmosmagazine.com/science/mathematics/infinity-some-infinities-are-bigger-than-others/
5 ¿Estaría en el "infierno" cristiano el valor -∞ de las virtudes?
6 Hasta aquí no estoy lejos de Spinoza que definía a Dios como una sustancia con infinitos atributos y la idea más grande concebible por el hombre