No exclusiva de los contratos, una cláusula de salida te permite no tener que seguir comprometido con aquello que supone deberías estarlo.

Sientes miedo? Hazte valiente.

Estás cansado? Acelera el paso.

Momento tenso? Relájate.

Viviendo algo triste? Ríete.

Tu mente tiene la capacidad de sentir lo que tú quieras, aún cuando sea completamente contrario a la situación que estás viviendo.

El mejor ejercicio es justamente hacerte sentir todo lo contrario a aquello negativo que se supone deberías estar pasando, que es lo mismo que resolver el contrato. Si lo logras de vez en cuando, habrás dominado tu mente, y con ello te podrás sentir como tú quieras, cuando quieras, pero sobretodo, cuando lo necesites.

No se trata de ignorar tus sentimientos negativos. Está muy bien a veces sentirnos temerosos, cansados, tensos o tristes. Pero una que otra de esas veces nos sentimos así por contrato: se supone que así debemos sentirnos.

Y lo mejor es que no hay que negociar con nadie más esta cláusula, solo acordarte de que existe.


Suscríbete y recibe más contenido como este: