Un modelo que puede ser de mucha utilidad para explicar que no son solamente nuestras decisiones las que definen el curso de nuestra vida, es uno que se podría llamar “Chance & Choice“:

Choice (Posibilidad)* se refiere al camino elegimos cada vez que tenemos que tomar una decisión (ir o no a la universidad, tener pareja o estar solo, tener hijos o no, comprar casa o alquilar, etc)

Chance (Probabilidad), indica qué tan probable es que una posibilidad u opción sea exitosa.

Todas las posibilidades tienen una probabilidad de éxito asociada (no necesariamente complementarias).

Se dice que algo es “posible” cuando tiene una probabilidad de ocurrir mayor a cero, e “imposible” si su probabilidad es justamente cero; por otro lado, decimos que algo es “probable” cuando la probabilidad de ocurrencia es alta.

Este modelo busca explicar que luego de tomar una decisión (choice), el camino elegido ya tiene una probabilidad de éxito (chance). Pero sobre todo, que estas probabilidades se explican por una parte que podemos controlar y otra parte que depende del azar.

El enfoque matemático buscaría que las decisiones se tomen en base a las probabilidades de éxito de cada opción (chances), como veremos más adelante, pero en la práctica no tendremos esos datos o nos será muy difícil tomar decisiones basadas solo en esta información (¿quién es tan racional?).

Nos explicaremos con un ejemplo:

Decidir ir a la universidad vs trabajar desde joven

Los números entre corchetes simbolizan una probabilidad hipotética de ocurrencia de los resultados futuros, dada la ocurrencia previa. Así por ejemplo, existe 80% de probabilidad de que me vaya bien en la universidad y si me va bien en la universidad, de 70% (siendo el 80% el nuevo 100%) de que me logre colocar en el mercado laboral al egresar.

Del mismo modo, si la opción que elijo es trabajar desde joven, hay un 50% de probabilidades de que me vaya bien, y luego un 40% de probabilidades de que termine aprendiendo de una profesión con poca demanda futura (habiéndome ido bien).

La estadística nos diría que con todos esos datos podríamos calcular que la probabilidad de éxito de ir a la universidad sería 50% (0.8 x 0.7 x 0.9) y la probabilidad de éxito de trabajar luego del colegio sería 12% (0.5 x 0.6 x 0.4), con lo cual, deberíamos ir a la universidad. Pero en la práctica, todo se complica porque pueden haber más eventos futuros a considerar y sería sumamente arriesgado estimar las probabilidades condicionales de esos eventos; y así tengamos todos los datos, nadie toma decisiones de esa manera (salvo la inteligencia artificial).

Pero el enfoque del modelo planteado no es todo este rollo de cálculo de probabilidades compuestas (para eso ya existen modelos estadísticos muy conocidos), si no fundamentalmente entender que:

1. Toda probabilidad de éxito depende de una parte que puedo controlar y una parte que depende de muchos otros factores.

2. Uno puede trabajar en incrementar la probabilidad de éxito de una alternativa, pero no puede negar el hecho de que nunca será 100%.

Es así que, asumiendo que opto por la universidad, existen 50% de probabilidades de me vaya bien, pero también un 50% de que no . Si me esfuerzo más, tal vez se incremente la probabilidad de que me vaya bien a un 80% (de hecho, esa es la idea), pero nunca será 100%. El otro 20% es justamente el componente que no podemos controlar (chance).

La “suerte” de Roberto

Roberto es papá de dos niños, a quienes cría haciendo el mejor de sus esfuerzos. Tiene un buen trabajo, el cual ha conseguido luego de muchos años de esfuerzo y en donde siempre busca dar más de lo necesario. A pesar de eso, se da el tiempo para estar con su familia, sin dejar de cultivar sus intereses personales.

Digamos que, Roberto es de quien se dice, “hace las cosas bien” (good choices).

Una mañana sale muy temprano a trabajar, deja a sus hijos en el colegio (es muy prudente manejando), pero a mitad del camino una persona distraída busca cruzar una pista pasando por delante de un autobús y crash! Roberto atropelló al peatón.

De más relatar todo lo que vino después, pero quien conoce a Roberto sabe que difícilmente el accidente sería su culpa (aunque sí es su responsabilidad, que es diferente).

Sí, tal vez pudo manejar más despacio, pudo estar más atento o debió saber que cuando tienes un autobús parado es mejor sobreparar porque a alguien se le puede ocurrir cruzar. Pero lo cierto es que este fue un evento fortuito (chance), que a cualquiera la puede ocurrir (a unos más que a otros) y que tiene que ver con esa probabilidad de ocurrencia que está fuera de nuestro control.

Roberto entendió esto y más que lamentarse o culparse por lo sucedido, afrontó como se debe lo que vino: se hizo cargo de los gastos médicos de la persona, asistió al juicio, tuvo que pagar una sanción y hasta ahora vela por el bienestar del afectado.

¿Y entonces, de qué depende nuestro futuro?

En el excelente libro Principles de Ray Dalio, se formula un principio que dice: No te concentres en las posibilidades sino en las probabilidades.  Yo agregaría: Trabaja duro en incrementar las probabilidades de la opción que has elegido, pero ten claro que son probabilidades, no “seguridades”.

En el Budismo, existe un principio denominado “simultaneidad de causa y efecto”:

“Basically it argues that every cause we make, good, bad and indifferent, plants a balancing effect in our lives, that will, without fail, sooner or later, make itself felt.”

William Woollard, The Reluctant Buddhist

Es decir, a pesar de esa parte que no podemos controlar (chance), lo que hagamos hoy, finalmente determinará nuestro destino, por una especie de efecto “balanceador” de la naturaleza.

La película Match Point de Woody Allen empieza con una escena en la cual una pelota de tenis encima de la red, y por unos instantes nadie puede saber si terminará en el campo contrario o en el propio, lo cual es una interesante analogía a la incapacidad que tenemos los seres humanos para predecir el destino, que es muy distinto a la gran capacidad que tenemos para construirlo.

Unos dicen que uno tiene la vida que decidió tener. Otros dicen que la vida es lo que nos depara la suerte. Yo digo que la vida termina siendo una combinación de ambas, pero si la mayor parte de las veces tomas buenas decisiones (choices), aun cuando no todas producirán buenos resultados (chance), es más probable que te vaya bien.

Recuerda: Chance & Choice

_______________________________________________________

* La traducción literal de choice sería “elección” o “alternativa elegida”, pero en este contexto, la voy a usar como “posibilidad”, en la medida que una elección implica quedarse con una posibilidad, y este último término permite desarrollar un poco mejor lo aquí planteado. Total, el lenguaje no es otra cosa que una convención o como plantea Derrida, el significado de una palabra nunca es fijo, sino que depende de la intención.