Confucio decía que existen tres formas de aprender: por reflexión (la más noble), por imitación (la más fácil) y por experiencia (la más dura). Puede que sea cuestión de terminología, pero tal vez le faltó una cuarta: por enseñanza. De hecho, es conocido esto de que uno realmente aprende cuando enseña, pero para enseñar algo ya tienes que saber y para esto alguien (incluso tú mismo) te debe haber ayudado.

Habiendo estudiado varios años en el colegio, pregrado y postgrado, así como tenido la suerte de enseñar algunos cursos en estos dos últimos niveles, le fui perdiendo fe a la educación convencional. No porque no me sirviera a mí, sino porque creo que me pudo ser más útil (e interesante) a mí y a los demás. Por supuesto que al haber enseñado en el sistema convencional yo también era en parte responsable, pero sentía que desde dentro no iba a poder cambiar mucho.

Algo similar me pasaba en el ámbito laboral: las capacitaciones que recibía, daba o veía que otros hacían me parecían muy poco efectivas, más orientadas a cubrir temas y cumplir tiempos que en realmente formar.

Digo todo esto siendo un convencido de que el aprendizaje es el camino para hacernos mejores personas y profesionales, y sabiendo que al final este depende mayormente del interesado que de las instituciones o docentes. Justo recuerdo haber leído hace poco en relación a esto, que el “conócete a ti mismo” de Sócrates buscaba en parte persuadirnos para descubrir por nuestra cuenta lo poco que sabemos y por ende motivarnos por lo mucho que debemos aprender.

Como casi todo en la vida, es cuestión de por dónde mires. Y yo he empezado a mirar todo esto de la educación con otra perspectiva desde que conocí estos tres libros que recomiendo en este artículo (en este orden de lectura):

  • The First 20 Hours (F20), de Josh Kaufman. Enorme beneficio/costo cuando se trata de saber en qué y cómo enfocarse para aprender algo rápidamente.
  • Ultralearning (UTL), de Scott Young. Toda una metodología concentrada en autoaprendizaje desarrollada a través de la experimentación, imitación y reflexión (otra vez Confucio).
  • Uncommon Sense Teaching (UST), de Barbara Oakley. Este tiene un enfoque neurocientífico pero del nivel que nos puede ser comprensible y útil para no expertos en el campo.

No hay mucho tiempo

Recuerdo haberle escuchado a Tim Ferris que un método potente para aprender idiomas debe tener tres elementos: adherencia (por qué aprender el idioma), efectividad (en qué concentrarse al inicio), y eficiencia (cómo debe ser el proceso de aprendizaje). Asumiendo que uno tiene clarísimo el por qué quiere aprender algo (sin esto, ni se te ocurra), lo que sigue es pensar en la efectividad, y así como en los idiomas, en todo campo aplica la ley de Pareto: existe un pequeño porcentaje de temas que representan una gran parte del conocimiento.

En F20, Kaufman se concentra justamente en esto: qué es lo importante y cómo aprenderlo más rápido pues sólo tienes 20 horas. Claro que no se trata de 20 horas cualesquiera, sino 20 horas de alta concentración.

Una distinción importante que hace el autor es entre aprendizaje, adquisición de habilidades y entrenamiento: es pasar de saber del tema, a saber aplicarlo en un contexto real y finalmente a mejorar el desempeño a partir de la práctica constante.

En muy resumidas cuentas los aspectos clave de la propuesta son: definir el nivel de desempeño objetivo, deconstruir la habilidad en las sub-habilidades lo más pequeñas posibles, aprender de las más importantes de estas y buscar la práctica tan rápido como sea posible.

Recuerdo haber empezado a aprender a tocar el bajo tomando en cuenta algunos de estos principios y en efecto en corto tiempo sentí que avancé más de lo que supuse, con más práctica que teoría. Tanto me entusiasmé con el método que me compré el teclado alternativo para digitar más rápido, me inscribí en un portal para jugar GO y compré un ukelele (el autor pone de ejemplo sus experiencias aprendiendo estos temas, entre otros).

La verdad es que no instalé el teclado, nunca más jugué GO y sólo aprendí un riff simple en ukelele, pero más que tiempo o capacidad creo que me faltó motivación (no era el cómo sino el porqué):

Tú puedes solo

Puede que nos pase más a los introvertidos pero algunos aprendemos mejor solos que en grupo, o al menos eso creemos. La ventaja de esta ruta es que puedes personalizar tu avance; la desventaja es que para la mayoría de habilidades los contextos reales de aplicación involucran otras personas.

Pero lo cierto es que se puede avanzar mucho de forma individual, lo que no quiere decir que uno no necesite a otros: cualquier video, libro o fuente en general que uses como material fue creado por otra persona, así en la práctica aprendemos mayormente de las experiencias de otros.

El ultralearning que plantea Scott Young es un método de aprendizaje autoguiado e intenso que busca priorizar la efectividad a partir de repasar métodos que parecen haber funcionado para varias personas.

Dicen que el éxito depende básicamente del talento, el azar y el método. Para los que no somos talentosos y no queremos depender del azar, el ultralearning es un método interesante de aprendizaje basado en estos principios: metalearning, enfoque, aplicación directa, atacar debilidades (drill), recordar, retroalimentación, retención, intuición y experimentación.

Justamente por ser una técnica autoguiada, el metalearning, que no es otra cosa que la fase en la cual uno define el alcance, los canales y otros atributos de su ruta de aprendizaje, es la parte clave. Sin esto, no hay ruta personalizada que ayude a mantener el interés y nos facilite el camino.

El método propuesto en el libro UTL tiene principios en común con los sugeridos en F20, pero está pensado para llegar a niveles más allá de las primeras 20 horas.

Vengo aprendiendo el idioma quechua tomando como base el ultralearning y no sólo me ha ayudado a ir por mi propia ruta sino a repensar cada cierto tiempo el alcance y volver a corregir la dirección.

El sujeto en vez del objeto

Las técnicas propuestas en F20 y UTL proponen rutas cortas o más efectivas de aprendizaje concentrándose en el objeto, es decir, en lo que uno quiere aprender. Claro que para eso toman en cuenta lo que empíricamente los autores han venido analizando que parece funcionar para la mayoría de cerebros.

En UST el enfoque es el sujeto, particularmente nuestro cerebro. No importa tanto qué quieras aprender sino más bien cómo opera el cerebro durante estos procesos, mucho de lo cual se sabe por los avances de la neurociencia. Es cuando entiendes cómo se mueven los circuitos internos que sabes qué es lo que puede llegar a hacer una computadora, no tanto por haberla empleado para algunas operaciones y ver cuándo colapsó.

Por ejemplo, para que nuestra computadora “guarde”, hay que apretar el botón cada cierto tiempo o usar la información:

Lo interesante de UST es que si bien emplea algo de terminología técnica, las explicaciones son sumamente entendibles y de hecho el conocer las piezas por su nombre y función permite comprender mejor cómo funciona el cerebro cuando de aprender se trata.

El hecho de que hayan podido emplear el entendimiento del cerebro para formular y probar algunas técnicas en aulas de clase reales le da mucho más valor a lo desarrollado. El profesor que lee este libro ya no ve cómo te comportas, sino que está viendo dentro de tu cerebro.

Tuve la suerte de dirigir un taller con el equipo de formadores de mi empresa para que aprendiéramos de algunas de las sugerencias de este libro y hay un resultado que me asegura que funcionó: aprendí el doble que leyendo el libro.

Lo único que debes saber

Esto es medio trillado, pero lo útil y bueno tiene que serlo: tal vez lo único que debamos saber en la vida es aprender a aprender. No importa si es por utilidad o por interés, saber qué, por qué y cómo debes aprender es como ver un mapa antes de empezar el viaje: puedes demorar, equivocarte de ruta o terminar en otro lugar, pero con seguridad peor hubiera sido sino sabes adónde ir, por qué quieres ir y qué ruta tomar.

Ahora estoy convencido que el problema no es la educación (de hecho es la solución), sino el método, siendo que el método, no importa el contexto, lo termina definiendo uno.

La ruta es individual, pero las calles son compartidas. Si alguien ya pasó por allí, ¿por qué no aprender de su experiencia?


Suscríbete y recibe más contenido como este: