Pensar que porque la economía peruana tuvo una racha de 10 años de crecimiento económico continuo esto es predictor de que continuará así, es un grave error, sobre todo porque los fundamentos son muy débiles. La verdad es que esa racha se produjo mayoritariamente por factores externos y no por que el sector privado pueda sostener un país, como a veces queremos creer.Estamos encasillados en varias “trampas”, como la baja productividad, la informalidad, la debilidad de partidos políticos, la inseguridad ciudadana y la ineficiencia de instituciones del Estado.La única forma de sortear estas trampas es lograr un shock institucional, que implica fortalecer a los partidos políticos, incentivar la representatividad de estos partidos, mejorar la calidad de jueces y fiscales vía una carrera judicial meritocrática y dotar de transparencia a las instituciones judiciales para que realmente rindan cuentas.

Principales ideas

  • No podemos dejar el país en manos de “bandidos pasajeros”, sino que debemos fomentar un gobierno de partidos sólidos
  • La primera trampa, “una canción hace milagros”, consiste en que el 7% promedio de crecimiento económico que hemos logrado entre el 2003 y 2013 (y que también se produjo en otros países latinoamericanos se debe fundamentalmente a: aumento de precio de materias primas (siendo el Perú un país “metalero”), reducción de las tasas de interés internacionales (que produjo incrementos de financiamientos de inversión interna ) y crecimiento económico de los países avanzados (mayor demanda de materias primas)
  • La segunda trampa, “las fábricas sin milagros”, es la trampa de la productividad: esta no ha crecido a los niveles que sí lo han hecho otros países, con lo cual nos estamos quedando relegados. La única manera de superarla es invertir en innovación, eficiencia, capital humano y facilitar el crecimiento de sectores con alto valor agregado.
  • La tercera trampa, “el abismo informal”, habla del impacto que tiene la informalidad en nuestro desarrollo. A pesar de los esfuerzos que se ha hecho para facilitar la formalización de muchos empresarios, la gente solo lo hace si siente que ello les permitirá crecer. Y para tener esa confianza, usualmente debe tratarse de gente preparada (“alto nivel educativo”), que entiende la importancia de la formalidad. De aquí se desprenden un círculo vicioso: no me formalizo, no crezco, no me educo (ni a mis hijos) … no me formalizo
  • La cuarta trampa, “los partidos perdidos”, explica lo peligroso de dejar que “bandidos pasajeros” gobiernen el país, cuando peor mal son los “bandidos sedentarios”, lo cuales se benefician también personalmente de sus posiciones, pero al menos cuidan el pan del que comen. La única manera de seguir creciendo es ser gobernados por partidos políticos sólidos, que se preocupen por construir y mantener su capital político.
  • La quinta trampa, “el Estado inseguro”, plantea las consecuencias de la incapacidad que tenemos actualmente para contener la inseguridad ciudadana, básicamente debido a la descentralización (mal entendida), a la no rendición de cuentas de los gobiernos y a la poca eficacia de los entes encargados de mantener la ley, como el Poder Judicial y el Ministerio Público.
  • La sexta trampa, “las debilidades del Estado”, consiste en la falta de credibilidad e incapacidad de instituciones clave para balancear el poder de un gobierno, como el Congreso y el Poder Judicial.
  • Todo lo anterior no se produce por falta de ideas y tal vez no por falta de capacidad gerencial, sino sobre todo porque no tenemos mecanismos eficientes para exigir que los responsables nos rindan cuentas
  • Se deben implementar 4 cambios fundamentales para lograr un “shock” institucional: fortalecimiento de partidos políticos, representatividad de estos partidos, mejorar la calidad de jueces y fiscales vía una carrera judicial meritocrática y dotar de transparencia a las instituciones judiciales para que realmente rindan cuentas.
  • Los empresarios tenemos que dejar de darle la espalda a los problemas institucionales del país.

Citas importantes

  • Si el interés del bandido sedentario por el Estado es como el que tiene una pulga por un perro, el del bandido pasajero es el de un vampiro por un ratón

¿Qué aprendí de nuevo?

Que el sector privado no puede ser ajeno a esta problemática sino que los empresarios debemos involucrarnos en la solución, de lo contrario no existirán las bases para seguir haciendo lo nuestro ni para el bienestar de los que nos rodean.Y que la política es necesaria, pero debe ser gestionada vía la consolidación de partidos políticos. Es la única manera de librarnos de esos “bandidos pasajeros” que tanto daño nos pueden seguir haciendo.

¿Con qué no estoy de acuerdo?

La primera trampa, “una canción hace milagros”,  no debería ser una trampa si solamente logramos que la gente lea este libro, al menos ese capítulo. Siempre supe que el crecimiento económico no podía ser lo más importante para un país (es más, sigo sin entender por qué la obsesión con ese tema), pero ahora también sé que era una ilusión.No es que esté exactamente en desacuerdo con lo planteado en el libro en esta cuestión, sino con lo estúpidos que podemos ser casi todos por dejarnos engañar por unos cuantos ratios y con ello creer que todo va bien!Hay una trampa más que el libro casi no menciona y que tiene que ver con la educación, que probablemente sea el origen de todas las demás trampas: en nuestro país no solo el alcance es limitado (no llega a todos), sino que en la mayoría de casos considero que el nivel y los métodos están muy por debajo de lo que necesitamos. Si tan solo entendiéramos que la educación no consiste únicamente en asistir a un colegio, universidad o instituto, no solo lograríamos que la educación se complete con otras formas, sino también llegaría a más personas. Pero sobretodo, sería mucho menos difícil superar las trampas de la productividad, la informalidad y las demás desarrolladas en el libro.

¿Qué ha cambiado en mi luego de leerlo?

En el corto plazo no podría involucrarme demasiado en ponerme al servicio del país para ayudar a sortear estas trampas, pero el libro me ha motivado a correr un poco más con mis actuales proyectos para en algunos años ojalá poder hacerlo.Lo que sí, desde ahora, le prestaré más atención a los temas políticos (he sido muy ajeno a ellos), particularmente a los relacionados con trabajar en las iniciativas planteadas en el libro. Más específicamente, votaré por partidos (no personas) que al menos hayan “leído el libro”.