No 1 mes, 1 año o menos, 10 años. Solo 5 minutos, tal vez 15 o muy eventualmente 1 hora.

Estamos obsesionados con intentar pensar en el largo plazo, en nuestros planes, en nuestro futuro. ¿A qué me dedicaré entonces, cuántos hijos tendré, dónde viviré, cómo será mi negocio? No es que esté mal pensar en ello de vez en cuando, pues es útil tener algún destino en mente para guiar un poco nuestro actuar.

Pero antes de preocuparte por el largo plazo, ¿estás seguro de poder dominar el micro plazo? Hoy más que nunca, la mayoría de nuestros próximos segundos se pierden en distracciones sin importancia. ¿Si no puedes lidiar con el micro, cómo vas a poder manejar el macro?

Solemos creer que la excelencia se alcanzará luego de años de práctica, trabajo o estudio. En efecto, es probable que luego de toda esa experiencia nos volvamos competentes en algo (probable, pero no seguro).

¿Y si la excelencia está en los próximos 5 minutos? En la pregunta que le harás al profesor en una clase en la que estás confundido, en la decisión de continuar o no con un negocio que debes tomar de inmediato o en los últimos metros de tu entrenamiento diario.

Esos 5 minutos son el único periodo sobre el cuál tenemos algún control y por ello, la excelencia solo la podemos encontrar ahí, cuando podemos superar nuestras capacidades habituales para destacarnos del resto.

No sé si seré el mejor ingeniero, pero sí el que hizo la mejor pregunta; imposible saber a priori si dejar o seguir con un negocio será al final una buena decisión, pero sí que fue la mejor que podía tomar en ese momento; difícilmente seré el mejor nadador del mundo, pero sí puedo saber que dejé todo en ese último tramo.

Para construir algo grande son muy útiles los planos, pero solo se hará realidad cuando colocas ladrillo por ladrillo.

Si quieres una vida plena, que tus siguientes 5 minutos valgan la pena.

PD: ¿Pensabas guardarte para los últimos 5 minutos del partido, decirle aquello la próxima vez o empezar a hacer eso cuando sea el momento? Piensa que te pueden cambiar al minuto 80, que ya no servirá que se lo digas en ese entonces o que ya no estés para cuando llegue “el momento”.